La Comisión Misión-Visión tiene la tarea de definir cuál será la actualización del Ser y Quehacer que caracterizan a la Universidad Católica de Temuco. Este es un proceso que se desarrolla ante una conversación y maduración de ideas que nacen del sentir de la comunidad universitaria, su historia y los procesos que la casa estudiantil ha vivido en los los últimos años.
“La Misión debe incluir los desafíos que se dan en los procesos de cambio social, de ese modo la redacción de la misión de la Universidad nos va a plantear un triple desafío: por un lado revisar qué responde hoy la UCT frente a la pregunta de quién es y qué hace, tomando el contexto social y eclesial”, explicó, Sandra Oyarce, Decana de la Facultad de Ciencias Religiosas y Filosofía, quien forma parte del Comité que tiene como objetivo llevar a cabo esta tarea.
La Comisión está formada por la Doctora en Teología Sistemática, Sandra Arenas; el Vice Gran Canciller, Padre Juan Leonelli; Marcela Momberg, Prorrectora de la Institución; el Académico de la Facultad de Artes y Humanidades, Raúl Caamaño; el Académico de la Facultad de Derecho, Juan Pablo Beca y la funcionaria, Sonia Reyes Mora.
Desde su disciplina, Sandra Arenas plantea los elementos que se deben tener en cuenta para la reflexión de la misión de la UC Temuco. “En estos últimos 10 años han ido aconteciendo muchos cambios sociales, eclesiales y académicos, que la universidad tiene la obligación de considerar al momento de replantearse estas dos preguntas: quién es, para qué está. Y, en consecuencia a las últimas dos preguntas: cómo vamos a hacer aquello que definamos como nuestra naturaleza y nuestra misión”, aseguró la Doctora.
“Sueño con una universidad que se deja ver y que sale, una universidad de puertas y ventanas abiertas”, expresó la Decana de la Facultad de Ciencias Religiosas y Filosofía, quien explicó que, en su punto de vista personal, la UCT debe ser como una vitrina, es decir, una universidad que sea vista y que quiera observar.
Además, respecto al perfil católico de la UCT, dice soñar con una universidad que está comprometida con el cambio eclesiástico. “Sueño con una universidad que se atreve siempre a actualizar su catolicidad, ayudando al conjunto de la comunidad eclesial a madurar y a vivir mejor esa catolicidad que, por cierto, no le teme al cambio, que requiere reconfiguraciones. Una universidad católica le puede ayudar a la iglesia en su conjunto a ir enfrentando estos procesos de cambio que han provenido de crisis a las que asistimos todavía”, dijo.